Cuando el proceso de emprender se vuelve más complejo de lo que pensabas, podemos decir que crecer duele pero siempre habrá puertas de oportunidades.
Crecer, es un proceso en constante cambio, crecer de manera consciente en un emprendimiento, a diferencia del crecimiento natural del cuerpo, puede llegar a ser un tanto doloroso o al menos desde mi experiencia y los sucesos de los que me ha tocado ser testigo de mis clientas, lo confirman, y por supuesto no es la regla y tampoco es siempre.
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He notado que el proceso se vivencia de esta manera porque existe un rompimiento del mundo convencional conocido, la vida nos desafía a crear cosas nuevas con el riesgo que toda vida conlleva, vivir o morir en el intento. Muchas veces ni siquiera son las circunstancias sino los pensamientos y la forma en cómo abordamos esa situación la que nos lleva al quiebre. Perdemos la fe en nosotros mismos, perdemos la fe en los demás y es cuando los problemas aparecen, los recursos se agotan y pareciera ser que las puertas se cierran. He navegado ese proceso infinidad de veces y he logrado trascenderlo y sentirme poderosa en las siguientes etapas y luego toca regresar a ese estado y luego volver a salir a flote y así sucesivamente, hasta que, después de tanta prueba y error, después de ejercitar esta práctica de entender que la vida es un sin fin de ciclos y tras ejercitar el volver a mi centro, hablarle a mi ego, es que he podido navegar mi mar interno para poder crear, Para encontrar la fórmula exacta que tu negocio, proyecto o arte, necesitas experimentar y perder el miedo a ello, recordemos el ejemplo del gran Thomas Edison, que no fracasó sino que encontró mil maneras de cómo no hacerlo.
Pero, ¿Qué pasa en el trayecto? ¿Qué pasa en el momento en que nos vuelcan las olas y pareciera ser que no hay salida más que rendirse?. Rendirse siempre es una opción, pero si al pensar en rendirse existe un quiebre por dentro, entonces, no estamos prestando atención a nuestra verdadera guía interior, nuestra intuición y quizás esto podríamos tomarlo como síntomas de aquellas virtudes que debemos pulir para salir adelante.
Voy a sentirme libre por un momento y a tomarme el atrevimiento de compartirte algo sumamente personal pensando en que realmente te puede ayudar, ¿me lo permites?, bueno aquí voy. Mi confesión del día para ser simplemente real y honesta:
Muchas veces lidié con una especie de altibajos emocionales radicales, es decir, un día me sentía la mujer más empoderada del mundo para salir a mostrar mi trabajo y captar clientes, y al día siguiente me sentía la mujer más fracasada del mundo sin ganas de hacer nada ni de que nadie me viera, me escondía por días hasta que esa ola de emociones y pensamientos dejaran de atormentarme, ¿Acaso he sido la única que ha pasado por esto? o en ¿algún momento te pasó?
Cuando conocí la astrología, comprendí que no estaba loca, sino que, es parte de un rasgo de mi ser, que deseo aprender a madurar y a navegar. No se trata de ignorar, ni de ser positivamente falsa, ni se trata de arrancarme nada de mí, ni de adormecer con sustancias o pastillas ni nada, en mi caso, es aprender a integrar ese mar de emociones, aprender a identificar que es mío y que no, y en el proceso de hacer este trabajo interior, encontré una forma para no tirarme a la cama todo el día a dormir por la avalancha de pensamientos y emociones pesimistas. No te digo que es una fórmula mágica o el ingrediente secreto de la llave maestra que abre las puertas infinitas de no sé qué vainas de las que se habla en los speech de ventas, pero sí encontré una forma de hacer ameno mi proceso y ser capaz de abrazarme en esos momentos, en lugar de empujarme al piso y es lo siguiente: el haberme convertido en la observadora de mi propia vida, tomar mi vida, mis redes, mis proyectos como un caso de estudio que tiene a la persona que lo ejecuta como el actor principal. En Marketing Holístico, hablamos de tener al cliente en el centro de todo, que a veces como emprendedores nos lo tomamos tan literal que nos olvidamos de nosotros, de nuestra voz para agradar a ese cliente y que al final nos sentimos igual que cuando trabajábamos, drenados. Bien, esto es porque nos hemos olvidado de nosotros, de ser artistas pasamos a ser fabricantes. De ser auténticos pasamos a ser commodities de copies paste. Y es ahí cuando el alma se enferma y se entristece, y nuevamente nos pide reinvención, remover algo que no está funcionando.
Ahora te contaré 3 secretos de lo que hice para alterar mi estado de pesimismo a un estado de fe y esperanza:
1.- Lo primero que quiero compartirte, es que vuelvas a ti, a tu poder personal, tú eres el artista principal de tu emprendimiento y claro que es importante tener al cliente en el centro pero no como si tuvieras que elegir entre el cliente y tu esencia, ambos deben estar al centro. Aprender a bailar este vals entre lo que tú como artista, terapeuta, coach, etc., quieres comunicar y entre la demanda actual del mercado, entre resolver, impactar, satisfacer, aportar algo valioso al cliente, simplemente inspirar o mejorar su vida y entre tu mensaje, esencia y arte.
2.- Cuando me volví mi propia observadora, toda mi perspectiva cambió. Al tomar mis creaciones como casos de estudio que podrían ayudar, inspirar o ser útil de alguna manera a otros, comencé a documentar mi proceso en un diario que llevo en mi cel por medio de una app que se llama “Luna-Diario personal”. Esta documentación incluye ser honesta con lo que siento, pienso y acciono, que muchas veces no tienen nada que ver entre sí, y eso mismo, sin juicio, lo observo y anoto. Como si te lo estuviera narrando, lo escribo, cual investigadora en campo.
3.- Una vez que me he desahogado, dejo mi papel de observadora y me pongo en mi papel de mi mejor versión, trato de invocar y alinearme con esa línea del tiempo en donde ya conseguí lo que mi alma deseaba crear y desde ahí me abrazo y me hablo. Como si esa línea de tiempo, osea, esa Cyxe del futuro pudiera darte a tí un consejo o tratar de inspirarte para seguir adelante y de cómo ella lo consiguió. Pero esas palabras, primero me las doy yo, me abrazo con todo el cariño y el amor del mundo que mi padre no me dio y en ese momento yo me estoy paternando y me estoy dando esa valentía para salir al mundo. Me doy ese aliento que yo misma me quité cuando desde muy chica quise ser fuerte y valiente e independiente ¿Te suena familiar? Obviamente no tienes que haber vivido lo mismo que yo, pero ¿cuántas veces jugamos al papel de ser independientes y protectoras que cuidamos más de los demás que de nosotras? Toca maternarnos y paternarnos a nosotras (si es que existen esas palabras, pero ya me entiendes). Porque sí, si esos miedos, esas inseguridades aparecen en la adultez es porque de pequeños algo sucedió que nos marcó y que en diferentes situaciones se detonan esas viejas heridas para recordarnos lo que está pendiente de integrar.
Así que ahora vivo mi proceso como la maravillosa oportunidad de evolucionar, ya no me peleo con los “deberías” del tiempo (tienes tal edad, ya deberías tener, ser o hacer esto o lo otro”), por su puesto soy partidaria de tener un plan de vida y un plan financiero, pero esos yo los hago conforme a la vida que quiero, ellos no me hacen a mí. Agradezco enormemente mis elecciones que me han traído de alguna manera a escribir estas palabras para que pueda llevar un granito de mostaza de fe y esperanza para que alguien continúe su proceso, encuentre su Ser Superior en el trayecto y sus propias perlas de sabiduría.
Si estás pasando por alguna situación que no terminas de ver claro, si te gustaría conocer el porqué eres como eres en algunas áreas de tu vida, quizás te interese probar hacerte la lectura de tu carta natal astrológica, que a mí en lo personal me ayudó y me sigue ayudando demasiado para mis procesos internos y es por eso que decidí estudiarla y compartir esta herramienta que fue la lámpara que necesité y que aún me ayuda tanto para mi vida personal, para mis clientas como para mis proyectos.
Si quieres saber más aquí te dejo el enlace con más información